miércoles, 18 de noviembre de 2015

PREPARAD El CAMINO DEL SEÑOR




 

PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR

Un nacimiento se prepara, se espera con gozo exultante, pero unidos a estos sentimientos de alegría y jubilo, también se da cierta angustia, cierta preocupación con sus propios interrogantes. ¿Irá todo bien? ¿Cómo será el niño, la niña que va a nacer? Y, la madre, ¿cómo va a vivir este momento tan importante de su vida? Y, el padre, ¿cómo situarse antes este nacimiento, fruto del amor, entre un hombre y una mujer, para dar la vida a una tercera persona?… ¡Maravilla de maravillas! Ante todo nacimiento, los sentimientos son muy encontrado, las emociones, preocupaciones e interrogantes, son intensos; hasta el momento de oír llorar a la criatura y ver su cuerpecito; entonces y sólo entonces, el pensamiento y el corazón “descansan”. ¡Ha nacido!, todo ha ido bien, ¡felicitaciones! y Jubilo. ¡Una nueva etapa comienza!

Este hecho tan humano como real y maravillo, hemos de trasladarlo al nacimiento de Jesús. En nuestra vida de Cristianos, con el nacimiento de Jesús, ¿Comenzara una nueva etapa? O más bien seguiremos, como siempre, como si nada hubiese pasado, una Navidad más…
 
Es verdad que, Jesús histórico, no nace todos los años, como nació hace ya 2015 años en Belén; pero no es menos real y cierto su nacimiento místico, su nacimiento litúrgico; porque la liturgia no hace simplemente memoria de un recuerdo histórico; sino que la liturgia actualiza el verdadero hecho histórico, convirtiéndose en hecho real, místico, teológico.

¿Cómo acompañar y despertar al pueblo cristiano a comprender este maravilloso nacimiento que se realiza no solamente en la noche de Navidad, sino en toda eucaristía? Tal vez, la pastoral más importante y urgente como fecunda en este tiempo de Adviento, sea la de preparar a las comunidades cristianas a comprender el nacimiento de Cristo desde esta dimensión litúrgica, mística y teológica.

El nacimiento de Jesús, se ha adornado de tantas cosas superficiales y mundanas que no hacen sino distraernos del misterio. ¡Misterio del amor del Padre hacia sus hijos! “Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley” (Gl 4,4). “Recuperar”, “reavivar” el verdadero sentido de la Natividad, ¿no sería una manera de preparar el camino al Señor? Es decir, preparar nuestra “posada”, nuestro corazón, a acoger con gozo Aquel que viene, y que viene a salvarme, a darme la vida. Este niño que nace, Jesús, en el corazón de cada cristiano, y en el corazón del mundo, es un niño que quiere ser acogido, al mismo tiempo que acogernos. Dos movimientos interiores muy importantes para preparar el camino de su venida y celebrar la verdadera Navidad: la acogida a Dios que se encarna y el dejarme acoger por Dios encarnado. Esta sería una celebración de la Navidad real, profunda y cristiana, y no la que la publicidad nos presenta e impone. Ante la cual cedemos.

Acoger a Jesús exige que mi “aposento”, como diría Teresa de Jesús, esté preparado, sea acogedor, para recibir al Emmanuel. Esto nos exige una buena “limpia” del aposento, un poner orden en nuestra vida, un salir del egoísmo que tanto nos esclaviza, de la mentira, para caminar en verdad, porque Navidad y verdad van juntas. No esperemos que Cristo nazca en nuestro interior ni en la sociedad, sino no somos hombres y mujeres que intentan y quieren vivir en la verdad. Preparar el camino del Señor exige la conversión, vivir desde la verdad. Jesús no nace en medio de la mentirá. En medio de la pobreza y sencillez nacer Jesús; en la mentira, la injusticia y explotación no. Entonces, prepararemos nuestro “aposento”, nuestro corazón en este tiempo de Adviento para acogerle y vivir la Navidad.

Si importantes es la acogida a Jesús, el dejarnos a coger por Jesús, lo es mucho más. Jesús no solamente se contenta con ser acogido, sino que quiere que también nosotros nos dejemos acoger por él. El se encarna para salvarnos, para llamarnos amigos, para hacernos uno con él, su más profundo deseo es que todos los hombres lleguen a conocer el Padre y se salven. Déjate, pues, acoger por Jesús en la realidad concrete de tu existencia, sea cual sea, Jesús viene a darte la vida, a que vivías en la verdad que es la que te hace libre y a dejarte sanar de todas tus heridas; él viene a sanarte, a darte su paz que tanto necesitas; que tanto necesitamos unos y otros y que el mundo reclama con urgencia.

Viviendo estas dos dimensiones podrás celebrar la Navidad, o mejor, la Navidad se hará en tu vida, porque te habrás encontrado con Jesús que es la verdadera Navidad y toda tu vida será una Navidad prolongada.
No consientas a que la publicidad, el consumismo, materialismo y preparativos inútiles a lo esencial, al misterio, te roben la verdadera Navidad, el gozo de que Jesús nace en tu “aposento”, en tu corazón.

BUEN CAMINO DE AVIENTO 2015
 
PARA LLEGAR A LA PLENITUD DE LA NAVIDAD

Carmen Herrero Martínez







domingo, 8 de noviembre de 2015

EN LA AVANZADA EDAD

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“Envejecer es como escalar una gran montaña;
mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”.
(Ingmar Bergman)

Desde que se nace, se comienza a avanzar en edad. Esto es una ley natural. La autenticidad y profundidad de la persona comienza desde la infancia. Desde la infancia la persona se va construyendo. Y, tristemente, se educa, en general, mas para “hacer” que para “ser”. Siempre, pero a cierta edad de la vida, la esencia de la persona radica plenamente en el ser. El hacer se deja para las nuevas generaciones, que lo necesitan y lo pueden hacer mejor. Saber dar el paso a los jóvenes desde esta conciencia y disposición interior, ¡es importante! Esta disposición lleva a vivir en libertad y armonía con mi ser más profundo; a habitar mi tierra profunda, mi yo más intimo. Y es desde esta conciencia como se vive con gozo la propia edad, con todo lo que ella conlleva de riqueza, pobreza y limitaciones.

En el transcurso de la vida hay un tiempo para todo, y cada etapa conlleva sus propias exigencias y responsabilidades. Pero al llegar a la avanzada edad, si las etapas anteriores se han vivido desde la madurez, es decir, desde la entrega, el servicio, el don para el bien de los demás y la responsabilidad; todo será más fácil en el atardecer de la vida. El “caudal” adquirido es tal, la sabiduría y la experiencia de vida tan enriquecedora, que en adelante puede decir que vivo de “rentas”. Ahora bien, esas rentas no son para guardarlas para sí, sino para seguir compartiéndolas con las nuevas generaciones, tejiendo unidos la historia de la Humanidad, el patrimonio más rico y bello que pode tener un pueblo son las personas mismas.

En la avanzada edad las fuerzas físicas disminuyen, la energía y dinamismo no es el mismo; todo se realiza a paso lento, con un ritmo más bien pausado, acompasado, armonioso, melodioso; se terminó el ritmo estridente, rápido y a veces discordantes; para dar paso a otro, mucho más lento y armonioso. En la avanzada edad se da una belleza que ni la persona misma ha llegado a descubrir, y mucho menos los que la rodean. Aprender a vivir la belleza de las distintas etapas de la vida es señal de madurez, de un buen equilibrio mental, humano y espiritual.

Las notas de la avanza edad son más armoniosas, porque la vida ha ido modelando el ser más profundo de la persona, redondeando las esquinas y picos que hacían que la vida reprodujese muchas notas discordantes, rompiendo la armonía, el equilibrio y la belleza de la pieza. Pues la vida es como una partitura de música que aprendemos a reproducir las notas a lo largo y ancho de nuestra existencia. La nota esencial de la vida será la muerte, asumida desde la libertad de la vida. El consentimiento a que soy una creatura finita, es el acto de mayor libertad.
El mensaje de la avanzada edad debe de ser la armonía interior, de donde brota la paz, la serenidad, la comprensión, la tolerancia y el verdadero amor. La avanzada edad permite a la persona amar en verdad y sin miedos. El mundo necesita de las personas mayores, las cuales son referencia, para las nuevas generaciones, igual que las personas mayores necesitan de los niños y de los jóvenes para guardar la frescura de lo que ellas fueron un día: también niños y jóvenes. El día que la sociedad comprenda que las distintas generaciones se necesitan y se complementan, aquel día será posible el comienzo de una nueva sociedad unificada, armoniosa, bella, alegre y fraterna.
La libertad es un don de la avanzada edad. Un fruto que va madurando en el transcurso de la vida y que se recoge con gozo y alegría al atardecer de la vida, como quien se encuentra con un gran tesoro. La libertad es el tesoro más extraordinario que la persona puede adquirir. Dios no ha creado para la libertad, para esa libertad interior que siempre lleva a obrar el bien y a amar en plenitud, sin miedos. A obrar con justicia y equidad, a ser lo que realmente soy sin caretas, sin armadura que me desfigure. La libertad va unida a la autenticidad, a la verdad.

La mentira es el peor enemigo de la libertad. No hay libertad fuera de la verdad. La mentira es el peor enemigo de la libertad. “La verdad os hará libres”. La mentira es la esclavizadora numero uno de nuestro tiempo, la que realmente ata las manos y los pies y paraliza completamente a la persona, por mucho que ella se mueva… Optemos por la verdad que es lo mismo que vivir la libertad.

En la edad avanzada, hay capacidades, fuerzas y energías que van disminuyendo, esto es una ley biológica que hay que asumirla con naturalidad, mucha serenidad y realismo. Sin embargo, en la avanzada edad se posee un “patrimonio” un caudal, que da seguridad, paz, confianza y gozo de la misión cumplida. Con la edad madura todo se va unificando, para vivir en la paz, la libertad y amor.
“El éxito de la eterna juventud está escondido en el único lugar en donde a nadie se le ocurre buscar, en nuestro interior” (F. Javier González Martín).
Sor Carmen HERRERO