CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Al final del año es el
momento ideal para la acción de
gracias, para agradecer a Dios, nuestro Padre, cuanto hemos recibido, ya que
todo don procede de Él. La gratitud a Dios y a
los hermanos es la nobleza más profunda del ser humano. Quien no es agradecido,
es como si una parte de su existencia quedase muerta, sin vida. El
agradecimiento y la alegría van unidos; porque una persona agradecida es
alegre.
¡Tenemos tanto que agradecer a Dios! Pararnos
un momento, en el transcurso del año, es esencial; una necesidad interior; para
desde el silencio orante hacer memoria, de los dones, gracias y bendiciones
recibidas. Y por todo ello queremos simplemente decir: ¡gracias, Padre!
Gracias por el don de la vida, el don del
bautismo, el cual nos otorga la gracia de ser hijos de Dios, miembros de su
Iglesia y hermanos de todos los hombres. Gracias por el don de la fe, sin la
cual la vida carece de sentido; porque todo es diferente vivido desde la fe. A
la fe se une la esperanza y el amor, los tres “pilares” que dan consistencia,
seguridad y estabilidad a nuestra vida cristiana. Cuando alguno de estos
“pilares” falta, nuestra vida se tambalea y se desestabiliza, porque le falta
el verdadero cimiento que es la vida teologal. Gracias al Espíritu que en el
bautismo nos infunde estas tres virtudes.
Gracias por el don de la familia, la
primera escuela y maestra que nos va educando en los valores humanos y cristianos;
enseñándonos a caminar en la vida, desde el amor, la responsabilidad, el
respeto, la tolerancia y la libertad.
Gracias por el don de la amistad, por las
personas que a lo largo y ancho de nuestro camino, se van entrecruzando en
nuestra vida; personas tan distintas, unas de otras; pero todas maravillosas;
las cuales nos ayudan a caminar con ilusión renovada y gozo en el corazón. La
primera y principal amistad es la de Jesús: “el nos llama amigos, y nos ofrece
sinceramente su amistad; y de esta amistad con Jesús parten todas las demás
amistades.
¡Y cómo no agradecer al Padre el don de
su propio Hijo, el cual nos ha revelado la ternura y el amor del Padre! Y al
Hijo, Jesús, que se ha entregado por amor, para salvarnos y llevarnos al Padre;
¡cómo no estar eternamente agradecidos por su don total al plan de Dios para
hacernos hijos de Dios y llamarnos amigos; invitándonos a vivir en relación de
intimidad con la Trinidad!
María, la madre de Jesús
y nuestra madre, cantó su magníficat, su acción de gracias por las maravillas
que Dios hizo en ella y con ella. Con María atrévete, tú también, a cantar las
maravillas que Dios ha hecho en tu vida, nadie como tú lo sabe. Sé sencillo,
humilde y pequeño y reconoce los dones y gracias que Dios te ha dado y canta tu
propio magníficat, tu acción de gracias.
Vivir la acción de
gracias al Padre en el Hijo por el Espíritu, significa vivir la vida en
plenitud. Salir de tu pequeño mundo, para abrazar con
ternura la humanidad toda entera, así como nosotros somos abrazados por la
Santísima Trinidad.
Dios, y Padre de todos
los hombres, al terminar este año 2014 queremos decirte Gracias: gracias por lo
que somos y por lo que estamos llamados a ser, por cuantos dones nos has dado;
gracias también por todo cuanto nos ha hecho gozar y sufrir; por aquello que no
hemos comprendido y que queda envuelto en el misterio. También nos atrevemos a darte
gracias por nuestras faltas, errores, omisiones y debilidades; ellas nos muestran
que estamos en camino, que somos humanos y seres imperfectos, necesitados de tu
salvación. Gracias, Padre, de ternura y bondad.
Sor Carmen Herrero Martínez